La cabeza bien alta,
el tono bien poético
y las constantes bien vitales;
más, la moral por los suelos,
el reir por no llorar
y la casa por barrer.
Heme aquí para serviros,
Yo, varón, soltero, diestro,
animal seriamente humano,
medida de todas las cosas
y eterno insatisfecho.
Contradictorio y omnívoro.
Viviendo, sin vivir, en mí.
Doctorado en cataclismos,
máster propio en teoría de catástrofes,
y oficial en la práctica del caos.
Licenciado en dirigir infiernos,
con diploma en tragarme las lágrimas.
Ni abasto, ni más de mí,
ni mi brazo a torcer.
Preparo por libre
primero de incongruencias,
repito segundo de a ver qué pasa,
y aprobé, al fin,
tercero de horror al vacío (copiando).
Especialista universitario
en complacer a terceros
y negarme hasta el aire que respiro;
experto en no distinguir las voces, de los ecos.
Prácticas remuneradas de dejar,
sin pena ni gloria, la vida pasar.
Formación permanente en justicia poética.
Eterno opositor a morir junto al mar.
(Juan Manuel Seco del Cacho - ganador del primer certamen
internacional toledano en la modalidad de poesía)